viernes, 24 de junio de 2011

Entrevista a Alan Robinson


                                            
El ritual de la locura

Por Charly Zárate
El dramaturgo Alan Robinson intenta rescatar en Yo soy Fijman, la poca divulgada obra poética de quien para muchos fuera considerada "el Artaud argentino". Se trata de Jacobo Fijman, quien al igual que aquel escritor maldito francés, transitó situaciones psiquiátricas y universos poéticos semejantes. Ésta es la segunda temporada de la interesante pieza, en la cual Robinson comparte la autoría con Martín Ortíz el año pasado, se presentó con notable repercusión de la crítica y entusiasmo del público, quien nuevamente cada domingo a las 20hs espera, en el teatro El Crisol (Arismendi 2658), sumergirse en las tinieblas de un poeta, que merece conocerse, y un grupo que lo atraviesa más allá de los límites de la teatralidad.
Charly Zarate:- ¿Qué te fue lo que más te atrapó de Fijman, su historia personal o su poesía?
Alan Robinson:- Las dos cosas. De su vida lo que me interesó es que, a pesar de seguir internado, continuó escribiendo y también dibujando a pesar de los electroshocks, de sus delirios místicos, de la indiferencia de los intelectuales de su época y de no tener familia.
C.Z.:- ¿Cuánto tiempo pasó en el psiquiátrico?
A.R.:-Sus últimos 30 años de vida, el Borda fue su casa. Pero según todo lo que investigué acerca de él, fue decisión propia quedarse solo y en ese lugar.
C.Z.:-Decías que hubo abandono de sus colegas escritores. ¿Quiénes fueron particularmente?
A.R.:- Todo el círculo martinfierrista del cual Fijman fue parte. Pero fíjate cómo muchos sintieron culpa más adelante y tratan de honrarlo como personaje en algunas de sus obras, que es el caso de Leopoldo Marechal, en “Adenbuenosayres” a través de Tesler el Poeta, entre otros.
C.Z.:- En la obra participa también Vicente Zito Lema, ¿qué relación tenía con Fijman?
A.R.:-Vicente Balle Plana, que era un pintor surrealista de la época, le dice a Vicente Zito Lema que lo tenía que conocer a Fijman. Y Zito Lema inicia una búsqueda de dos años por todos los psiquiátricos del país aprovechando su labor de periodista. Cuando finalmente lo encuentra internado en el Borda, intercede legalmente porque también era abogado y logra que lo dejen salir los fines de semana, pero esto dura poco. Fijman llevaba casi tantos años en hospicios, como Zito Lema -andando por la vida-, cuando éste pidió su tutela y lo acompañó en sus últimos tiempos. Hasta se encargó de hacer cumplir un terrible deseo del tan lastimado Jacobo: que no le destrozaran la cabeza después de muerto es decir, que no le hicieran autopsia, una manera de pedir ser acompañado y cuidado literalmente hasta la tumba.
La puesta en escena evoca un espacio no teatral, un ámbito despojado y escénico, que se funde y se mezcla con el lugar del espectador, quien celebra con una copa de vino en alto este encuentro. Con una elección lumínica estática, que refuerza una búsqueda estética, en donde se apuesta a la estimulación sonora, rítmica y verbal para edificar el universo ficcional. Aquí, se destaca la sutil dirección de Marcela Fraiman, quien ya ha demostrado saber transgredir los límites de la teatralidad en su adaptación de "Máquina Hamlet".
Además de dramaturgo y actor, Robinson es docente e investigador teatral. Ha publicado varios ensayos y está haciendo una maestría en "Estudios de Teatro argentino y Latinoamericano", en la UBA, cuya tesis es "Aportes teóricos para el teatro desde Artaud y la filosofía de los pueblos originarios".



                                                 La locura de un creador de historias
C.Z.:- ¿Qué significa el teatro en tu vida?
A.R.:-Suelo definirlo como un "camino espiritual", pero intento alejar la significación espiritual de la connotación autoayudesca, que ha tomado todo lo referente al espiritualismo, y darle un marco teórico que lo certifique.
Para ello Alan Robinson, transforma el lugar de la entrevista, realizada en Espacio Boris -su refugio de vida y artístico -, en el barrio de Caballito, pareciendo recrear una de sus clases como profesor, en la cual refuta a la tradición aristotélica, según la cual el teatro habría empezado en Grecia.
A.R.:- En Grecia, empieza la visión materialista del teatro- asegura Robinson- como objeto dentro de una arquitectura al servicio de una polis. Pero el texto aparece como en todas las culturas, cuando aparece la máscara como símbolo de personaje, cuando aparece el encuentro entre narrador y oyente (ni siquiera público) para la actualización de un mito. Estuve en Salta hace poco investigando este tema y descubrí una etnia denominada chané-chilinguaros, que tienen un rito, a través de la utilización de las máscaras, de resucitación de los muertos con una mirada positiva de la muerte. Su entusiasmada tesis lo lleva a concluir que, en los ritos de los pueblos originarios, es donde nace el teatro en cada cultura.

* Esta nota inauguró la sección Entrevistas con el lanzamiento del portal La Voz Joven el 24 de junio de 2011. www.lavozjoven.com.ar

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