Por Charly Zárate
Pablo Rotemberg es un artista ecléctico, concertista de piano, actor, bailarín, guionista de cine, director, pero sobretodo uno de los más talentosos coreógrafos que ha parido nuestra danza contemporánea. Su rasgo e identidad singular se pueden ver en “La idea fija”, la obra de teatro danza que se ha transformado en un fenómeno de la escena independiente y que transita su tercera temporada de éxito.
Empezó a tocar el piano a los seis años por elección propia, aunque su intensificación en la formación siguió un poco al mandato familiar, dice que cuando decidió dejar de estudiar fue más difícil para su padre que para él.
Siente profunda admiración por la gente que se dedica a la música, y la considera entre las disciplinas artísticas como la más metafísica e intangible. "Los músicos son muy raros y están tomados por ese mundo.”
En su búsqueda artística de adolescencia se fueron entrelazando su gusto por el paisajismo, el cine y la danza. Pero a los veinte años se impuso el trabajo con el cuerpo y su relación con el espacio y la música. Mientras estudiaba teatro en la escuela de Ricardo Bartís conoció a Laura Oliva quien también tomaba clases de actuación allí, pero ya era bailarina. Recuerda que su influencia lo ayudo a volar sus fantasías de ser actor y anclar de lleno en la danza.
El recorrido que realizó por diferentes profesores como Cristina Barnils, Gloria Kazda o Renate Schottelius, lo llena de orgullo y con cierta nostalgia asegura que “hoy ya no existen ese tipo de maestros”.
CZ: ¿Qué diferencia hay entre estudiar danza en Buenos Aires o en el exterior?
PR: En este país, la formación básica para alguien muy joven es adecuada. Hay una tradición en la danza tanto en la clásica como en la contemporánea, pero lo que falta es la variedad que hay en Europa. En ese sentido somos una periferia bien delimitada. En la danza existe una constante idea sobre la evolución y las modas. Si bien el teatro también esta pendiente de nuevas tendencias, creo que en la danza eso se manifiesta de manera más paranoica. Hay una necesidad de estar siempre ligado a lo más novedoso e innovador, y eso no nace acá sino en el exterior. Lo cual obliga a tener que perfeccionarse en otros lugares.
CZ: ¿Eso puede cambiar?
PR: Lo cierto es que si uno viviera en un país donde hubiera una política cultural donde se estimularan los intercambios como lo fomentan los países europeos, o mismo en Brasil y Chile, probablemente no sentiríamos eso, porque acá hay cosas que están muy buenas. Si uno logra vincularse con otros lugares es por motus propio.
CZ: ¿Cuál es el nivel de masividad de la danza contemporánea en nuestro país?
PR: Para ser sinceros la danza “no existe” socialmente. No es una institución reconocida ni hay un respaldo suficiente. Lo único que nos sostiene en Buenos Aires es Prodanza donde uno puede llegar a poder tramitar algún tipo de subsidio. La danza no tiene la relación con los espacios públicos que tiene el teatro. No tenemos una “calle Corrientes” como lugar de encuentro. Los que estamos en esto lo hacemos por pura pasión.
"La danza está muy pendiente de las últimas tendencias"
CZ: ¿Qué es lo que más te moviliza?
PR: Recuerdo una charla que tuve la oportunidad de tener con Julyen Hamilton, que es un maestro de improvisación ingles con quien tomé clases, donde él expresaba claramente que el espíritu de la danza es muy marginal, y que eso tiene una parte que a veces lo frustraba, en el sentido del reconocimiento y lo económico, sobre todo cuando uno es más grande y empieza a pensar en otras cosas; pero también si uno lo tomaba desde el sentido mismo de la vocación es una disciplina muy libre. Creo que la virtud de la danza tiene que ver con un grado de libertad que para mí es muy particular.
CZ: ¿Cuál es tu grado de obsesión cuando estas creando?
PB: Lo que expresa la danza tradicionalmente es a través de la forma, tiene una esencia muy obsesiva y hasta podría emparentársela con las artes visuales. La obsesión es un rasgo psicológico de mi personalidad, aunque en los procesos de creación intento, muchas veces, cambiar esa mirada obsesiva por una más “comercial”, para no tener que estar tan pendiente del detalle puntilloso en determinados movimientos que pueden ser imperceptibles para el público.
CZ: ¿Cómo se diseña una coreografía?
PB: Eso depende de la visión que uno tenga de la danza. En mi caso, siempre tengo una imagen de mí donde proyecto mis ganas de lograr ser una persona organizada y planificada, y en relación al trabajo y las coreografías siempre tengo esos delirios, de poder llegar al primer ensayo de lo que fuere portando imágenes e investigaciones previas, aunque en realidad nunca lo puedo hacer. Entonces confío en la intuición.
CZ: ¿Eso te genera conflictos?
PR: Me cuesta reconocer que quizás los métodos de uno son buenos, pero siempre pienso que los que no tengo son los que tendría que tener. Aunque los que uso evidentemente me funcionan. De hecho ahora estoy trabajando en el IUNA dentro del Proyecto de Graduación 2012 de la Licenciatura en Actuación de Artes Dramáticas, donde habitualmente convocan a cuatro directores de teatro, lo cual para mí fue una sorpresa y un gran desafío que me llamaran. Son veintidós alumnos que se reciben de actores con una obra que deben hacer conmigo, te confieso que me da un poco de pánico la idea. Estoy acostumbrado a trabajar con bailarines pero el actor es muy diferente, es un mundo que no termino de entender.
Con "El lobo" ganó un merecido reconocimiento
CZ: Dentro del proceso de creación y ensayo desde tu rol de director, ¿te involucras más con el cuerpo o con la mirada direccional?
PR: Para este proyecto estoy trabajando bastante con los cuerpos de los otros, porque estoy muy dolorido físicamente; eso es algo que me molesta, no poder estar en este proceso con el cuerpo más presente. Además, me aburre y me genera un distanciamiento. Pero también es cierto que cuando trabajas con los otros, algo cambia, sino uno tiende a caer en los mismos signos. A veces, veo trabajos míos como interprete donde advierto los mismos movimientos y estructuras.
CZ: Pero esa es tu identidad como artista…
PR: Esta bien, eso es un rasgo, pero suele haber una mirada muy crítica sobre eso. Ahora que soy más maduro, entiendo un poco más y sé que eso no tiene nada que ver con falta de creatividad ni significa que uno sea un chanta, sino que es una marca de uno. Hay personas que hacen procesos en los cuales una obra es totalmente diferente a otra y cambian radicalmente el enfoque de su trabajo; a mí eso nunca me sucedió. Mi evolución, por el momento, siento que pasa por ir manteniendo un mismo camino. Y no estoy de acuerdo cuando esto se crítica.
CZ: ¿La obra “El lobo” fue un punto de inflexión en tu profesión?
PR: Absolutamente, porque fue la primera que dirigí y la que estaba más presente en la escena, ya que hasta ese momento había trabajado solo como interprete. Fue una experiencia increíble. Yo no he realizado muchas obras, me tomo mis tiempos. “La idea fija” la empezamos a ensayar en el 2009 y llevamos tres años de funciones. En el medio lo único que hice fue algo para el Ballet de Julio Bocca y el montaje de Ciudanza.
Junto a Karina k en "Souvenir", brilló el pianista y nació el actor
CZ: ¿Cuál fue el disparador de “La idea fija”?
PR: Sinceramente no tenía ninguna idea previa. Nos comenzamos a reunir con el grupo original, porque en estos años el elenco fue mutando, y empezamos a ensayar e improvisar sobre la nada. Al principio fue un proceso que padecimos todos, ya que solo tenía un cronograma con los horarios para los ensayos. Los primeros seis meses fue muy angustiante para mí porque no sabía que es lo que teníamos que hacer, incluso hubo gente que colapso y se retiro del proyecto. Y finalmente cuando teníamos la fecha del estreno se empezó a montar la obra, de esta manera que yo trabajo que es más tradicional, haciendo series y teniendo en cuenta que no es una performance. Trabajamos desde ese lenguaje y con esa visión. La temática de la sexualidad apareció azarosamente, si es que la obra trata realmente de eso.
CZ: Creo que hay mucho subtexto por debajo de esa superficie…
PR: Seguramente los haya, no sé realmente de qué trata la obra, ya que el sentido esta muy liberado. Quizás la idea más fuerte este centrado en la soledad de los cuerpos, en la ausencia de persona. Como en la película “Un año sin amor” (Anahí Berneri), si no hubiera existido antes creo que ese hubiera sido un buen título para la obra.
CZ: Sobretodo en esta última temporada, se vienen agotando las entradas. ¿Por qué se da este fenómeno popular en una obra que sienta sus bases en la danza?
PR: Es una obra a la que le va muy bien porque no es un trabajo hermético como pueden ser otros de danza contemporánea que son más específicos en su lenguaje. Mi material de creación es más accesible.
"Creo que "La idea fija" nos habla de la soledad de los cuerpos"
CZ: Acabas de concluir la cuarta temporada de “Souvenir”, dónde además de acompañar con el piano, lograste junto a Karina K una pareja muy singular. ¿Lo vivís como un crecimiento actoral?
PR: Cuando empecé en el 2009 estaba muy tenso y era bastante desastre actuando. Iba a los ensayos y ni siquiera sabía dónde ponerme en el escenario o qué era lo que tenía que hacer. Pero gracias a Valeria Grossi, que fue la couch actoral que me puso Ricky Pashkus, algo se fue transformando. El año pasado tomé un seminario sobre Chejov con Beatriz Spelzini, y a pesar que no lo pude terminar, cuando retomé esta última temporada con ”Souvenir” pude sentir que entendía un poco más sobre el oficio del actor, aunque me sigue pareciendo muy delirante lo que hacen.
CZ: ¿Cómo se intervincularon con Karina K?
PR: Genial. Ella es un tipo de actriz única y dotada de una pasión desmesurada como artista. Tiene una manera de componer personajes que es tremendamente virtuosa. Además es una persona muy generosa y agradable. He aprendido mucho de ella. Quizás, si hubiera tenido que trabajar con alguna otra persona, me podría haber torturado porque yo era un desastre al principio.
CZ: ¿Cuál es tu proyecto más inmediato?
PR: En estos momentos estoy ensayando “La casa del diablo”, una obra para el Teatro San Martín, que es un programa compartido de media hora de duración, con Ana Garat y Gabriela Prado, para estrenarse en el mes de julio. Estamos en un arduo proceso de ensayo todos los días junto a mis asistentes que son Josefina Gorostiza, Valeria Polorena y Leonardo Gatto.
CZ: Si tuvieras que destacar alguna escena que hayas transitado con plenitud absoluta, ¿cuál elegirías?
PR: Hay muchos momentos en donde uno siente que esa ficción de la cual forma parte, esta ligada al presente de manera muy fuerte. Es allí donde entendes definitivamente que es eso lo que tenes y debes hacer, entonces todo el resto se esfuma, y ya no importa la falta de financiamiento, las criticas o el pobre reconocimiento. La noche del reestreno de esta tercera temporada de “La idea fija”, venía de hacer la función de “Souvenir” y mientras miraba la obra de afuera, observaba a los bailarines como distanciado y pude tomar conciencia que lo que había creado tenía vida propia y sentí un profundo éxtasis de plenitud.
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LA IDEA FIJA
Texto y dirección: Pablo Rotemberg
Intérpretes: Alfonso Barón, Ezequiel Corbalan, Rosaura García, Vanina García, Mariano Kodner
El Portón de Sánchez
Sánchez de Bustamante 1034
Funciones: Domingos a las 21
Entrada $ 50. Estudiantes y jubilados: $ 40.
Reservas: 4863-2848
BONUS TRACK ROTEMBERG
* Es egresado del Conservatorio Nacional de Música y se recibió de guionista en la Fundación Universidad del Cine.
* Realizó estudios de danza y teatro con reconocidos maestros en Argentina, Bélgica, Francia y Estados Unidos, además de los mencionados en la nota se suman Mark Haim, Kristie Simson, Wim Vandekeybus y Gabriel Chamé.
* Sus trabajos como coreógrafo y director han participado en innumerables festivales nacionales e internacionales.
* En el 2002 publica su primer libro llamado “La vida nunca”.
* En 2006 realizó, junto a María Gracia Geranio, un film de danza sobre una de las piezas de la obra La rosa de los vientos del compositor Mauricio Kagel, que fue presentado en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, y fue seleccionado para participar en el Dance Camera West Dance Film Festival 2009 (USA) y en el Festival Cinedans 2008 (Amsterdam, Holanda).
* En 2008 participó como intérprete, coreógrafo y músico en Los sensuales, con dirección de Alejandro Tantanián; y dirigió la obra Nada te turbe, nada te espante, escrita por Diego Manso dentro del Ciclo Óperas Primas en el Centro Cultural Ricardo Rojas.
* Fue galardonado con el Premio Trinidad Guevara 2011 como Mejor Coreógrafo por su espectáculo “La idea Fija”, el cual sumó también a Fernando Berreta como Mejor Iluminación.# Agradecimiento especial a la artista CANDELA KRUP por las fotos de LA IDEA FIJA. Los invito a recorrer su majestuoso universo de imágenes en http://candelakrup.blogspot.com.ar/
Esta entrevista fue públicada en www.lavozjoven.com.ar
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