“Si sé cómo tengo que dirigir una obra, no la hago”
Por Charly Zárate
Se lanzó a dirigir un texto de un autor polémico y difícil de poner en escena, pero su tenacidad como directora sumado a un elenco de sólidos y talentosos actores lograron una brillante versión de “Greek”( A la griega), del londinense Steven Berkoff.
La obra se presenta los sábados y domingos en el Centro de la Cooperación, y desde hace varias semanas se pueden ver colgados los “codiciados” cartelitos de localidades agotadas. Es que la directora Analía Fedra García, no solo entendió cómo desentrañar la dramaturgia de Steven Berkoff de forma admirable, sino que ha elegido a cuatro personas que supieron elevar un prodigioso texto de manera integradora y glandular sobre sus cuerpos de actores. Ellos son Ingrid Pelicori, Martín Urbaneja, Horacio Roca y Roxana Berco.
CZ: ¿Cuándo llegó el universo de Berkoff a chocar con el tuyo?
AFG: Después de haber dirigido “Chiquito”, empecé a leer muchas obras para ver cuál era la siguiente. Fue Luis Cano quién me sugirió que lo leyera porque era un autor interesante. Si bien la que siguió fue “El nombre” de Jon Fosse, ya era un texto que comenzaba a tomar forma de proyecto en esa época.
CZ: ¿Qué fue lo que te atrapó de aquella primera lectura?
AFG: En principio, toda la cuestión mitológica y lo relacionado al mundo griego siempre me atrajo. El humor negro y procaz de Berkoff me divierte muchísimo. Además, es una obra muy vertiginosa, que me hizo transitar por distintos estados de ánimo durante la lectura. La decisión de querer hacerla fue tratar de generar con el espectador ese diálogo fluido que yo mismo había experimentado. Aunque después uno no sepa lo que sucede, ya que eso nunca se sabe. Pero la búsqueda tenía que ver con eso.
CZ: Como espectador, mi sensación tras la obra fue de un cansancio absoluto. Sentí que la obra me traspaso por diferentes zonas…
AFG: Heiner Müller , un autor alemán obsesionado por Shakespeare , el creador de “La Maquina Hamlet”, decía que las obras shakesperianas son como un animal orgánico que se va transformando. Esa comparación de los comportamientos que él hace también la advierto en el texto de Berkoff, ya que te ataca, se distancia, te envuelve, te escupe, te ama, te mata. Comportamientos animalescos que traspasan al espectador y lo dejan en ese estado que vos contas.
Con "Chiquito" ganó premios y reconocimiento
CZ: ¿Qué debe tener un texto para que elijas llevarlo a escena?
AFG: Cuando leo una obra si sé cómo hacerla directamente la abandono, no la hago. Con este texto tuve una atracción muy grande, pero a su vez una incertidumbre aún mayor de no saber cómo hacerlo. En los trabajos que he realizado hasta ahora siempre me incliné por elegir textos que transformen el proceso de ensayo en una búsqueda intensa que me lleve a indagar y bucear en mares profundos.
CZ: ¿Cómo se fue conformando ese cuarteto de actores y cuál fue el criterio de búsqueda?
AFG: Al primero que convoqué fue a Martín Urbaneja y él me recomendó a Roxana Berco. Para los otros dos actores busqué un poco más, porque es un arduo camino no solo encontrar con quien uno quiere trabajar sino que también coincidir que esas personas puedan. Me focalicé en buscar actores de teatro, y se conformó un grupo muy homogéneo en ese sentido, con un hilo conductor en común que fue la entrega absoluta con la que han trabajado en todo el proceso de ensayo que fue bastante acotado, ya que arrancamos en enero y a mitad de marzo ya estábamos estrenando. Todo fluyo de manera armoniosa y se armó un equipo maravilloso, con una gran interrelación e intercambio generoso entre los actores. La apertura al diálogo prevaleció ante todo y las ganas de exponer un trabajo en común.
CZ: Con el único de ellos que habías trabajado fue con Martín Urbaneja en “Chiquito”, ¿qué cambios destacas de su labor como actor?
AFG: Pasaron varios años y ambos hemos cambiado bastante. Martín tiene una gran intensidad como actor, además de un nivel de entrega tremendo. Es de esos actores que se pone la camiseta y da todo de sí para llevar adelante el proyecto que le toque encarar, y eso se agradece.
CZ: La obra es muy polisémica en su totalidad. ¿Por dónde te llegó con mayor profundidad?
AFG: Lo que más me interesa es cómo interpela al público con preguntas y la forma en que lo va poniendo en jaque. Quizás no me seduce tanto la postura que toma con respecto a Margaret Thatcher, sino qué preguntas nos hace como personas, especialmente las que tienen que ver con la dignidad del hombre, el amor y las etiquetas que se le pone a ciertas relaciones, y cómo eso se va enquistando en la sociedad . En el prólogo del texto, Berkoff plantea que para nosotros es totalmente natural que un hijo mate a la madre pero nos parece inconcebible que un hijo ame a la madre. Esto es una provocación que te interpela pero, a su vez es, está formulando una pregunta.
CZ: De cierta manera, el texto se va estructurando con estas interpelaciones constantes…
AFG: Totalmente. Igual que en toda la obra plantea la cuestión acerca de qué acción se está llevando a cabo; si es una acción destructiva o una destructiva/constructiva amorosa. Esas son dos líneas que lo traspasan todo y nos va llevando de un extremo a otro de reflexión.
" Nadie tiene el valor absoluto ni supremo para determinar o juzgar el amor "
CZ: En el epílogo se germina una suerte de legitimación del incesto, revirtiendo el desenlace trágico que instala Sófocles sobre el mito de Edipo…
AFG: Eso lo hemos charlado bastante con Ingrid, ya que la civilización occidental se forma a partir del tabú del incesto, entonces la provocación que esgrime Berkoff es instaurar sobre esa idea que insertó el gen de violencia en el hombre. Y termina haciéndonos reflexionar si no era mejor el incesto y volver a aquel estado de naturaleza primigenia.
CZ: “Es el amor, no importa la forma que tenga”, simple y contundente, ¿no?
AFG: Es que es así. Nadie tiene el valor absoluto ni supremo para determinar o juzgar el amor que se tienen dos personas.
CZ: Y lo interesante de ese axioma es que excede al amor fraterno, y se aplica para cualquier clase de amor diverso…
AFG: En eso me parece que rescata algo que esta bueno para repensar y ponerlo en dialogo con el público.
CZ: ¿Cómo fue tu formación?
AFG: Estudié cuatro años de actuación en Andamio 90 cuando aún estaba Alejandra Boero, y luego continué mi formación con Juan Carlos Gené y Verónica Oddo. Fue allí dónde me motivé con la dirección, y luego decidí entrar de lleno en el IUNA a perfeccionarme en esa área. Ahora estoy haciendo un doctorado en artes en la Universidad de La Plata. Además trabajo en el IUNA como ayudante de Luis Cano, en la cátedra de Dirección IV.
CZ: ¿Qué rol jugó tu familia en aquel proceso de vocación artística?
AFG: En realidad yo iba a ser bióloga, de hecho cursé los primeros cuatro años de la carrera. Quería ser como Jack Cousteau (risas). Si bien el cambio fue radical, hay algo que emparentaba ambas vocaciones y que tiene que ver con indagar e investigar que son procesos que me fascinan. Pero como soy muy decidida y determinante, la familia se acoplo a mi nueva elección.
CZ: ¿Qué representa para vos el teatro?
AFG: El teatro para mí es un lugar donde poder encontrarse y compartir. Por eso intento buscar siempre obras que entren en diálogo con el público, para potenciar ese vínculo. Me parece maravilloso que estemos cien personas compartiendo un momento único y que nunca se repite. Y hoy en día, donde tanta tecnología está al servicio de fomentar el individualismo del hombre, ser parte de un espacio colectivo como el teatro me llena de plenitud.
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Ellos por ella
Martín Urbaneja
Es el protagonista de la obra y a quién le ha tocado la tarea más difícil desde su personaje, porque tiene muchos cambios entre las escenas, y eso se da de forma instantánea y sin transiciones. No es una obra realista que permite tomarse sus tiempos, todo lo contrario, aquí se va de un extremo al otro de manera fugaz. Martín ha logrado encararlo de forma versátil y con mucha ductilidad. Además, él tiene un nivel de intensidad absoluto y el trabajo corporal que realiza en Greek es muy esforzado físicamente.
Horacio Roca
A él lo había visto en “La soledad de los campos de algodón”, donde realizó un papel impresionante con ese texto de Bernard Marie Koltés que también es un autor muy difícil de transitar. Es un gran actor de teatro, muy detallista en todo lo corporal y profundo en cuanto a la exploración del texto. Al igual que el resto, él se abrió a trabajar e indagar en algo que nadie sabía de entrada cómo era. Estuvo muy abierto al diálogo y a dar mucho de su experiencia pero también a recibir de lo que se proponía desde el grupo.
Roxana Berco
A Roxana llegué a través de Martín Urbaneja, fue él quien me propuso que le parecía interesante que ella hiciera de su mamá, y tiene una combinación de algo muy maternal y a la vez una calidad muy sensible. Entonces, esa combinación me pareció interesante, además que es una mujer muy atractiva como para hacer de la mamá de Eddy. Físicamente al verlos juntos me pareció que daba muy bien en la dupla con Martín, en ese doble rol filial y amoroso. A ella no la había visto nunca trabajar, en este caso hice confianza ciega.
Ingrid Pelicori
Ella es una de las mejores actrices que tenemos. Muy minuciosa y delicada en su labor actoral. La primera vez que la vi actuar fue junto a Juana Hidalgo en "Ceremonia a la hora del té" y me encantó. Lo que tiene Ingrid es mucha claridad sobre cuál es la actuación que la obra está pidiendo. Ella hace mucho análisis del texto e investiga de lleno en la actuación. Tiene una actitud muy activa y atenta como actriz, lo cual le permite entender pronto cuál es la línea que se marca desde la dirección. Además, como ha transitado tantos autores distintos y de diferentes estilos, tiene un entrenamiento tan prodigioso que le permite encarar roles totalmente diferentes sin caer en tironeo de ningún tipo y con una capacidad de entrega asombrosa.
GREEK
Centro Cultural de la Cooperación
Av. Corrientes 1543
Funciones: viernes y sábados 22:45