martes, 31 de enero de 2012

Entrevista a Mathieu Orcel


“Se puede vivir la diversidad sin sufrir tanto”


Por Charly Zárate
Este cineasta francés ha  presentando en formato de serie documental un mapeo de la diversidad sexual en todo el país. La diversidad en la Iglesia, la tercera edad, la dictadura o en el trabajo, son algunos de los contextos retratados en "Salida de emergencia" a través del canal Encuentro.

Temática tras temática, los ocho capítulos analizan qué implica "salir del closet" en los diferentes rincones del territorio nacional, y cómo el impulso de nuevas leyes puede cambiar vidas en todo un país, como así también destapar realidades ocultadas hasta hoy.

CZ: ¿Qué fue lo que te motivo abordar el tema de la diversidad sexual desde este documental?

MO: Hace tiempo que comencé a focalizar mi trabajo en la identidad, desde que llegué de Francia hace diez años y me instalé en la Patagonia a vivir con las comunidades indígenas trabajando en otro documental sobre ellos. También los cambios que se produjeron en este país con respecto a la apertura con respecto al tema de diversidad contribuyeron al proyecto. Además, la única realidad que se veía en los medios era la diversidad como espectáculo amarillista y escándalos de gays en boliches o travestis en la zona roja. Entonces nos decidimos hacer algo con la diversidad sexual pero desde un ojo documentalista.

CZ: ¿Cómo se inició la travesía?

MO: Empezamos a recorrer el país, casi ocho mil kilómetros transitados y a seguir a la gente en su contexto geográfico y social. Realizamos un mapeo de la diversidad, también para mostrar que la elección sexual es una característica más del individuo que no lo define en su totalidad. Empezamos por el norte con casos que ya habíamos investigado gracias a la Federación Argentina LGBT (Lesbianas. Gays, Bisexuales y Transexuales) y a su presidente Esteban Paulon, que nos brindó gran cantidad de contactos porque les intereso que la propuesta del proyecto tenía que ver con sus luchas y conquistas.



CZ: ¿Ese fue el aporte militante?

MO: Claro, en eso encontramos un punto en común con la Federación, porque la intención no era montar un reality show y queríamos que la gente que milite su identidad, no solo que este ahí y un día salga del closet. Porque el lema de la serie es que a diario tenes que reafirmar tu identidad. Entonces surgieron casos como Angie que es una bombera transexual, que hizo su cambio de sexo mientras estaba en la fuerza, los guarda parques que son un matrimonio gay o un khoya gay en la Quebrada de Humahuaca. Cada ciudad que recorrimos fue una caja de sorpresas. Además, la gente se fue interesando por participar y notamos que había mucha necesidad de visibilizarse.

CZ: ¿De qué manera se construyó la parte creativa del proyecto?

MO: El guión lo escribimos con mi marido, Agustín Muñiz. Luego salió el concurso del INCA para fomentos de nuevos contenidos de la Televisión Pública Digital, allí lo vio el canal Encuentro y pronto nos dijeron que lo querían programar. Que realmente se cumplió un sueño para nosotros porque pensábamos que la televisión pública era la mejor difusión para la serie donde queríamos tratar la diversidad en la dictadura, en el barrio, en la iglesia o en el trabajo. Abordar la temática en contextos que se corrieran del amarillismo mediático, y la gente recibió eso con felicidad.

CZ: Imagino que entre tanto material y casos tuvo que haber un recorte para unificar una línea, ¿cuál fue?

MO: Es verdad, porque es la primera vez que la diversidad es positiva. Obviamente que hay muchos problemas de discriminación y eso se refleja en la serie, pero la idea que prevalece en los diferentes capítulos es mostrar que podes vivir bien tu diversidad y no hace falta siempre sufrir. Además, al ser emitido por la televisión pública, sienten como una legitimación de parte del Estado, que indirectamente le está diciendo a ese chico de la Patagonia que se siente Natalia pero que su DNI dice Marcelo, “si sos transexual está todo bien, te podes casar y el día de mañana tener hijos”. Así como en el capítulo de diversidad en la iglesia hubiera sido más fácil agarrar a un cura retrogrado, pero preferimos tomar a un cura de La Plata, con cierta apertura mental, que proclama cambios en el celibato o a una monja de las carmelitas descalzas que recibe alberga chicas transexuales en Neuquén.

CZ: ¿Qué diferencias encontraste de la diversidad entre los contextos de Buenos Aires con respecto al resto de las provincias?

MO: Siempre se escucha en la Ciudad de Buenos Aires “¡uy, debe ser difícil en Santiago del Estero salir del closet!”, por poner un ejemplo, y si bien es cierto que existen ciudades del interior que son más conservadoras que otras; pero la gran conclusión de la serie es que no es el lugar geográfico lo que te obstaculiza sino la represión interior de cada individuo la que define cómo transitar tu visibilidad sexual o “salida del closet”.



CZ: ¿Por qué Argentina y no Francia para realizar tu documental?

MO: Porque en Argentina hay una actualidad propicia con una presidenta que tiene unos ovarios impresionantes y si bien no fue el gobierno el que hizo la ley del matrimonio igualitario, la ha impuesto políticamente y colocó a esta nación en el “top ten” de países tolerantes. En cambio en Francia se han quedado muy atrás, solo tienen contemplada una unión civil para gays y lesbianas. Si el gobierno vira a la izquierda hay posibilidades de tratar la ley de matrimonio, pero Francia es un país muy conservador. Tiene una visión muy positiva de los derechos humanos, pero por debajo de la mesa pasan cosas terribles.

CZ: Si tuvieras que elegir alguna de las historias que inmortalizaste con tu cámara,¿ en cuál podrías hacer un foco especial a manera de exponente de “Salida de emergencia”?

MO: Si bien todas son increíbles, hay una en especial que le tengo cierto cariño, que fue cuando veníamos terminando la gira en Puerto Madryn y surgió algo imprevisto. Cenamos con unas chicas de Chubut DIVERX, una organización de diversidad, y allí apareció Laura, una chica  travesti que es bióloga marina. Me empezó a contar su historia de forma muy emotiva. La convoque al otro día para filmar en la playa. Allí soltó uno de los testimonios más elocuentes sobre lo que significa “salir del closet”, que dice: “yo no sé de dónde viene esa denominación de salir del armario (salir del closet), pero el que la invento supo representar la oscuridad y el silencio que se siente allí adentro”.


SALIDA DE EMERGENCIA

Martes a las 22:30hs

(Repite jueves a las 8:00hs y sábados a las 00:30hs)

Canal ENCUENTRO


*A continuación un recorrido por los 8 capítulos de esta serie:

CAPÍTULO 1 - TEMÁTICA MATRIMONIO IGUALITARIO

Norma y Cachita se conocieron hace 33 años en su exilio en Colombia. Nunca hubieran creído posible que celebrarían, a su vuelta a Buenos Aires, su casamiento civil a los 68 años. Con la misma emoción, en San Salvador de Jujuy, Elvio y Cristian, dos jóvenes varones organizadores de eventos, están por celebrar su casamiento. A través de la voz de Esteban Paulón, Presidente de la Federación LGBT, el capítulo retrata el proceso que llevó a la sanción de la Ley del Matrimonio Igualitario en Argentina.

CAPÍTULO 2 - FAMILIAS DIVERSAS



¨Las Chicas¨, es la Carnicería que fundaron Daniela y Valeria, las dos mamás de Angie, una beba recién nacida en Villa María, Córdoba. Junto a su abogado pelean por el derecho de Angie de tener el apellido de sus dos mamás. Están casadas por Matrimonio Igualitario, al igual que Fabio y Sergio, los papás de Carlitos, de San Miguel de Tucumán. Fabio, el papá biológico de Carlos, acaba de fallecer. Sergio y su familia política deciden pelear para hacer valer el derecho de Sergio de seguir siendo el papá de Carlos. El capítulo retrata las dificultades nuevas que las familias diversas plantean a las leyes desactualizadas.



CAPÍTULO 3 -DIVERSIDAD EN EL TRABAJO



Angie es policía. Integra el cuerpo de Bomberos de la Policía Federal de Rosario. Entró en la condición de gay, y con la imagen de varón. De corte americano a los pechos, descubrimos el proceso transexual de Angie dentro de la Fuerza. Marcos y Julián son guardaparques. Están casados. Son ¨marido y marido¨. Vestidos de uniforme, nos hacen descubrir el hermoso Parque Nacional Lago Puelo, donde trabajan. Todo parece ser idílico hasta que el Intendente del Parque les revela los comentarios que algunos de sus compañeros hacen a sus espaldas. El capítulo retrata procesos típicos de personas de la diversad sexual en sus ambientes laborales, enfrentando discriminaciones y afirmando su identidad de manera visible.


CAPÍTULO 4 -DIVERSIDAD EN LA IGLESIA



Victoria lidera el grupo de Transexuales Conciencia VIHda, de Neuquén. Las chicas quieren salir de la prostitución, pero nunca hubieran imaginado que la ayuda iba a venir de la Hermana Mónica, Carmelita Descalza, y de la Asociación Católica ¨Caritas¨. En La Plata, el Padre Leonardo también considera que es tiempo para la Iglesia de un cambio de actitud en ciertas temáticas. Predica en contra del celibato y adopta una posición teológica distinta a la de la Iglesia oficial frente a la diversidad sexual. Más radical aún, es la posición del Padre Nicolás, de Córdoba. Unió en Matrimonio a varias parejas homosexuales dentro de su Parroquia. La sanción fue directa y no se hizo esperar: fue expulsado de la Iglesia.

CAPÍTULO 5 -DIVERSIDAD EN EL BARRIO



Stella y María viven en una villa de emergencia próxima a la Circunvalación de Rosario. Juntas, fundaron allí un Comedor Popular. Están casadas, pero la discriminación no la viven en el barrio por ser ¨tortas¨, sino dentro de la comunidad LGBT. Ellas no frecuentan boliches gays ni se van de vacaciones en exclusivos cruceros. Añoran la existencia de un boliche gay que pase cumbia. Es el caso de ¨Cerrito Mix¨, el boliche gay de cumbia de Capital Federal, donde los ¨pibes chorros¨ encuentran un refugio, a un tren de distancia de su casa, para rozarse, seducirse y besarse. Ioshua es escritor. Nació en Libertad. Se pasea por su barrio, en el Partido de Merlo, con su gorra y los colores gays en su pecho. Salir del clóset en Libertad, es ¨urgente¨ para Ioshua. A través de sus dibujos y sus poemas proyecta sus fantasías sobre los pibes de su barrio.



CAPÍTULO 6 -VISIBILIDAD



En la Provincia de Salta, Gabriela es candidata política a Consejal. Es lesbiana. A través de sus campañas, descubrimos el costado altamente religioso y conservador de la Provincia; así como la dificultad de hacerse visible. Julio es Kolla. Vive en Humahuaca y es VIH Positivo. Con sus compañeros, Jorge y Claudio, organizaron campañas sobre la prevención del Sida, denunciando que la farmacia del pueblo no provee preservativos. Ni los golpes ni la discriminación logran bajar su bandera con los colores del arcoiris en el Carnaval de Humahuaca. Cuando Laura, bióloga de Puerto Madryn, se recuerda el closet en el que vivió treinta años, llora y solo le nace la palabra ¨triste¨. Hoy se junta con profesores para opinar sobre el programa de educación sexual integral en las escuelas de su ciudad.




CAPÍTULO 7 -DIVERSIDAD EN LA DICTADURA



Guillermo camina las calles de Rosario recordando la época dorada de su juventud, opacada por su detención durante la última dictadura militar. Su amigo Carlos recuerda su propia salida del closet, cuando sus padres lo enviaron al psicólogo para que lo ¨cure¨. Valeria considera que su militancia fueron sus pechos. Desde Constitución, cuenta su detención en el Pozo de Banfield como transexual. Si bien le ofrecieron un subsidio reparador del Estado, se niega a aceptarlo hasta que salga con su nombre de género. Carmelo vive en el Delta, donde vivió gran parte de su juventud de fiesta en fiesta. Llevaba bigotes y pelo largo, motivo por el cual fue arrestado repetidamente durante El Proceso.

CAPÍTULO 8 -DIVERSIDAD TRANS



Luisa es una mujer grande, femenina, pero en su documento nos muestra una foto de un chico: Luis Osvaldo Paz. Ella salió de la prostitución gracias a la verdulería que armó. Mariana es abogada y se dedica principalmente a la defensa de chicas y chicos trans, en su amparo legal para el cambio de nombre en el documento. Desde su oficina del INADI, en Buenos Aires, su condición de trans favorece la empatía con sus clientes, entre los cuales se encuentra Tomás, quien lucha actualmente por lograr el cambio en su documento. Santa Rosa, La Pampa, la hermana de Milagros nos explica que antes era su ¨hermano¨ pero se dio cuenta que no era así. Milagros estudia para maestra primaria y necesita el cambio en su DNI para que sus futuros alumnos la puedan llamar por su nombre de género.





* Agradecimiento especial a Duche & Zárate - Prensa y comunicación



sábado, 14 de enero de 2012

Entrevista a Rafael Spregelburd

"Me verán haciendo cosas que jamás en la vida soñé que tendría que hacer"



Por Charly Zárate

Una vez más, el destacado dramaturgo, director teatral y actor Rafael Spregelburd se embarca en un gran desafío con "Agua y Sal", película de Alejo Taube, donde interpreta a dos personajes que plantean el tópico "del otro", revisitado por la literatura fantástica argentina de Bioy Casares, Cortázar y Borges, pero muy poco buceado en nuestro cine.

La Noche de Reyes abrió un año por demás singular para la vida del hombre y el artista que es Rafael Spregelburd. Ha llegado Antón, y el estreno de su paternidad seguro cambiará su concepción de la vida de ahora en más.
A la vulnerabilidad que provoca en los recovecos del alma estas cuestiones, se suma la película "Agua y sal", su segundo estreno de este 2012 esperado para este jueves, donde el actor pisa nuevamente fuerte en el cine (la última producción que lo tuvo como protagonista fue "El hombre de al lado", de Gastón Duprat y Mariano Cohn), esta vez dirigido por Alejo Taube en una historia compleja y profunda sobre la vida, la muerte y la identidad.
El elenco se completa con Mia Maestro, Paloma Contreras y Daniel Cúparo. Alejo Taube es autor de la recordada producción independiente “Una de dos”, premiada en el Bafici de 2004, y en los festivales de Thessalonika y Nantes. Su segundo largometraje, “Agua y sal”, fue seleccionada para la Competencia Oficial Latinoamericana del 25 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

CZ: ¿Cómo te llegó la propuesta de esta producción?

RS: Fue por su director de casting, Javier Braier. Se trataba de un protagónico muy codiciado pero también muy difícil de hallar: yo debo hacer dos personajes muy distintos en la película, y este es uno de los misterios más interesantes del guión. En uno, Biguá, soy un marinero retraído y muy poco comunicativo, un pescador a bordo de un buque en Mar del Plata. El otro, Javier, es un empresario exitoso pero muy insatisfecho con la vida que lleva. Está a punto de descubrir que su sueño de ser otro puede cumplirse del modo menos esperado. Imagino que para cualquier actor esta película era un regalo y un desafío. Ambos personajes deben tener un aspecto muy distinto y se comportan de manera opuesta. Para mí fue sumamente interesante ver toda la parafernalia de recursos que el cine pone a tu disposición para lograr este milagro de ser –en la misma película- dos personas distintas, sin necesidad de “mentir” en ninguno de los casos.

CZ: ¿De qué trata "Agua y sal", de Alejo Taube? ¿Por dónde transita la poética de este joven director?

RS: El argumento es simple, pero tan misterioso que se presta a lecturas muy divergentes. Para mí, desde la primera lectura del guión, estaba claro que era una película sobre la existencia del alma, y sus datos argumentales me resultaban en todo caso detalles menores. Dos hombres muy diferentes sufren dos accidentes distintos en alta mar. Los dioses, que se han retirado de la tierra hace tiempo, sólo han dejado el agua como vía de comunicación con los hombres. Uno de estos hombres volverá a la vida, pero debe cargar con el alma de ambos. Porque tiene que realizar una tarea muy precisa. Eso es lo que yo puedo contar desde mi perspectiva y mi propio apetito. Imagino que para el director la película tiene otro entramado y otro relato, uno mucho más cercano a la estructura del melodrama. Pero tarde o temprano creo que ambos acordamos que se trata sobre el misterio de la vida y lo delicada que es su continuidad.
Alejo siempre cuenta que el guion de esta película le surgió de un impulso muy concreto. Estaba muy triste, en Mar del Plata, viendo trabajar a los pescadores, y de pronto lo asaltó la certeza de que vivimos vidas muy absurdas pensando que son la única vida posible que podemos vivir. La fantasía de ser otro es un tópico muy recurrente en el cine, sobre todo en el contemporáneo.
Taube había filmado “Una de dos” en el año 2004, una película muy celebrada (ganadora del BAFICI de ese año) filmada con muy pocos recursos, cámara al hombro, en una localidad del partido de Luján, y bordeando los aspectos más “conurbanos” de la crisis del 2001. En ella se lucían Jorge Sesán , Jimena Anganuzzi y Pablo De Nito, entre otros. Para “Agua y sal”, concibió una película mucho más elaborada, llena de misterios que pedían a gritos no ser revelados, con un esquema de producción muy ambicioso, y todo tipo de obstáculos naturales. Filmar en alta mar, con escenas de riesgo, y con un actor que debe hacer dos roles (hubo que esperar tres meses a que me creciera una “barba de pescador”) fue una aventura incomparable.



CZ: ¿Qué te atrapó de la historia? ¿Cuál es tu personaje y a qué apelaste para su construcción?

RS: Me sedujo el misterio. Y la aventura. El teatro nunca ofrece esas “escenografías reales” (el mar, el barco, las ambulancias a toda velocidad, los hospitales) que hagan que puedas habitar el drama sin necesidad de inventarte tus circunstancias. En esta película hubo de todo. Tuvimos que entrenarnos un poco para hacer verosímiles las tareas del pescador: tejer redes, manosear unos pescados asquerosos (¡yo odio el pescado, como todos los pescadores que conocimos en el barco!), incluso tuve que tomar entrenamiento de buceo para filmar unas escenas submarinas. Jamás pensé que mi habilidad para nadar (yo nado desde hace mucho) me iba a hacer ganar un rol tan importante en una película… Descubrí que una cosa es nadar por placer, y la otra por trabajo. Caer veinticinco veces de un yate en el mar helado de noviembre en Mar del Plata es poco parecido al placer. Pero no deja de ser una aventura. En el barco (que se filmó en varias etapas diferentes) compartimos rodaje con algunos pescadores de verdad, que eran los que piloteaban la nave. Como ellos actuaban de sí mismos sin ninguna dificultad a los demás actores nos costaba un poco estar a su altura, no sobreactuar y “asimilarnos” a ellos, en nuestra manera de movernos (el barco tiene una estabilidad complicada), de hablar, de habitar ese paisaje tan extremo y tan poco conocido.
El otro personaje, el del empresario, está naturalmente más cerca de otras cosas que he hecho, y ya sabía más o menos dónde apoyarme para construirlo. Sus escenas son más asequibles. Pero a su vez son las emocionalmente más intensas. Esto en cine siempre supone un desafío. A tu alrededor hay dos docenas de personas sosteniendo cables, parando el viento, ajustando alambres, y de pronto todo se detiene, y de la nada, hay que dar un salto en le vacío y proponer la actuación como si uno fuera una máquina que se enciende y se apaga a voluntad. Requiere unos nervios de acero. Pero esto no es ninguna novedad.



CZ: ¿Cómo fue eso de filmar en un barco? ¿Cuánto estuvieron en rodaje y por dónde fueron las locaciones?

RS: Es una locación extrema. Fue muy complicado dar con el barco adecuado. Cuando encontraron el que podía ser (un buque “potero”, mucho más grande) el problema es que el barco iba a estar en plena faena de pesca durante el rodaje, lo cual complicaba mucho la producción: había que embarcarse con un equipo reducido (estos barcos no aceptan mujeres, por ejemplo), y probablemente no hubiésemos podido administrar los tiempos como se debe: el barco sale a pescar y hasta no llenar la bodega no vuelve a puerto. El año en que filmamos Mar del Plata tuvo un clima horrible. Así que elegimos un barco pesquero mucho más pequeño, se cambiaron muchas cosas del guion, se filmó la gran mayoría amarrados en el puerto, y cuando hubo que salir a alta mar dependíamos del clima y de otros factores. El grueso del rodaje se hizo en noviembre de 2008, pero después quedaron muchas escenas colgadas por unos fuertes vientos que impedían navegar con calma. Y yo me tenía que afeitar para seguir con el rodaje del otro personaje. Así que al terminar la película tuvimos que regresar en abril, alquilar otro barco, dejar crecer la barba y empezar todo de nuevo. Fue una locura. Pero la edición del cine es magia: todo pega.

CZ: El elenco es bastante heterogéneo. ¿Cómo fue la experiencia con tus compañeros?

RS: ¿Qué elenco no es heterogéneo? Éste fue una maravilla. Con Mía Maestro nos conocimos prácticamente el primer día de rodaje y con escenas de inusitado desenfreno. Ella vive en Los Ángeles y no podía llegar antes para ensayar, así que nos arrojamos a la suerte esperando que hubiera química. Nos llevamos muy bien. Ella es muy divertida. Nunca olvidaré que mientras me perseguía un lobo marino en alta mar, ella tomaba sol en la cubierta (era la única que no se enfermó de mareos) y me gritaba: “Si te quiere morder pegale un puñetazo en la nariz”, como si Mía no hubiera hecho otra cosa más que cazar lobos marinos en otra vida. Además, Mía es delicada como actriz, y rapidísima. Tiene un entrenamiento del cual pude aprender mucho. Paloma Contreras es genial: interpreta a la novia del pescador, una chica de 16 años con una situación extrema: ilusión, embarazo, depresión. Su composición es bellísima y muy verosímil: pasa de la luz a la oscuridad en un abrir y cerrar de ojos. Nos entendimos de maravillas. El otro gran compañero de aventuras en el barco fue Dani Cúparo. Él es un caso muy extraño, y un placer por donde lo mires: un actor finísimo, de pensamiento muy agudo y un intelectual disfrazado de bestia. Si desgraban nuestras conversaciones antes de ir a toma tendrán una película entera en paralelo: nos gustaba actuar el caso de dos intelectuales pretenciosos y vanidosos que estaban atrapados en un rodaje de aventuras, y que discutían horas enteras a Wittgenstein para después ir a toma y enrollar un cabo de soga. La verdad es que filmar con él fue desopilante. Y eso que la película es un dramón. Del resto del elenco a algunos ya los conocí en los ensayos (como a Mónica Lairana), pero hubo muchos actores de Mar del Plata y también muchos no actores, así que hubo que adaptarse rápidamente y tratar de pasar desapercibido entre los que ejecutaban su profesión con toda tranquilidad mientras uno debía actuar lo que no era sin que se note. Es lo más divertido del cine.


CZ: El 2011 fue un año intenso para vos, cine, tv y teatro. ¿De qué manera seguirá este nuevo año?

RS: Espero que con un poco más de calma. Acaba de nacer mi primer hijo, Antón, así que el año viene dedicado al pequeño. De todos modos, repondremos en teatro (“APÁTRIDA” en marzo y “TODO” en mayo); tengo tres películas por estrenarse este año (“LAS MUJERES LLEGAN TARDE”, de Marcela Balza; “CORNELIA FRENTE AL ESPEJO”, de Daniel Rosenfeld; “TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR”, de Gabriel Nesci: tres películas de géneros completamente diferentes). También está programado para mitad de año un film que me interesa muy especialmente y que supone un enorme desafío: “EL CRÍTICO”, de Hernán Gerschuny. Y en octubre estrenaré una nueva obra en Roma, dirigiendo a un actor italiano, Lorenzo Gleijeses en mi último texto, que se llama “Spam”. Paso muy alegremente del cine al teatro. Ambos me ofrecen cosas muy diferentes que me apasionan.

CZ: ¿Por qué habría que ver "Agua y sal"?

RS: Porque es una película inesperada en el contexto del cine nacional. Su planteo es bastante misterioso, y abre muchos interrogantes. Es además un film muy diferente de la película anterior de su director, lo cual siempre permite visualizar por dónde se mueven las alternativas (personales pero también generales) del nuevo cine que todos esperamos ver. La fotografía de Diego Poleri (uno de los DF más codiciados del momento) merece particular atención. Y finalmente, si a alguien le interesa, porque me verán haciendo cosas que jamás en la vida soñé que tendría que hacer.




Estreno: jueves 12 de Enero de 2012
Cine Gaumont
Calificación: SAM 13 años
Duración: 90 minutos




# Agradecimiento por las fotografías a Rafael Spregelburd y Cris Zurustuza #


*Esta nota fue publicada el 11 de enero en el sitio La Voz Joven :
http://www.lavozjoven.com.ar/?q=contenido/rafael-spregelburd-nos-cuenta-el-rodaje-de-agua-y-sal

Entrevista a Claudio Tolcachir

“La alquimia que se produce en los ensayos es lo que más disfruto del teatro”



Por Charly Zárate

Este año ha sido nuevamente consagratorio para este director y dramaturgo argentino. Estrenó “El viento en un violín”, repuso “Tercer cuerpo” y “La omisión de la familia Coleman”, todas de su autoría y con las cuales tuvo un gran éxito en España. Con ellas cerró la temporada en su teatro porteño. También montó la segunda temporada de “Todos eran mis hijos”, de Arthur Miller, en la calle Corrientes. Hemos elegido cerrar el 2011 con una charla a solas con Claudio Tolcachir, instalado desde hace algún tiempo en una vanguardia cultural que sirvió de espejo para muchos otros.

Claudio Tolcachir es actor, director, docente y dramaturgo. Por sus trabajos recibió los premios ACE, Clarín, María Guerrero, Teatros del mundo, Teatro XXI y fue nominado recientemente al premio Konex como uno de los mejores directores de la década. Sus obras se representaron en más de veinte países y fueron traducidas a seis idiomas. Desde 2001 dirige junto con su grupo el espacio cultural TIMBRE 4.
Este año en el marco del VII Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), los curadores eligieron a Claudio Tolcachir para homenajearlo con una retrospectiva de su obra en Timbre 4. En total, durante el festival, se presentaron tres trabajos emblemáticos del director porteño: La omisión de la familia Coleman , Tercer cuerpo y El viento en un violín , última producción presentada en su sala de Boedo.

CZ: Hoy Timbre 4 se ha convertido en un verdadero complejo teatral, donde varias salas presentan diferentes propuestas de teatro, se dictan clases y seminarios, y hasta funciona un cálido restó-bar cultural. ¿Cómo arranco todo esto?

CT: El espacio físico de Timbre 4 nació en el 2001, en plena crisis nacional. Ese lugar era mi casa y se fue llenando de energía y magia. Sobretodo la idea fue crear un ámbito de autogestión, para no tener que esperar que nos llamen para trabajar y poder crear de manera colectiva nuestro arte. La primer obra fue "Jamón del diablo", que también tenía sentido y fue una buena excusa porque necesitaba que el espacio fuera como un cabaret, y así lo montamos todo de manera artesanal. Luego fue creciendo y el espacio se fue profesionalizando. Pero lo esencial es que Timbre 4 fue un buen salvador, porque todos nosotros podemos volcar acá nuestra vocación y nuestro deseo de trabajar. Eso ya es muchísimo. Porque es un lugar adonde vos podés ir hacer lo que queres hacer.

CZ: ¿Hay un grupo iniciático que puedas destacar?

CT: Sí, los que arrancamos y aún seguimos somos básicamente los de "La omisión de la familia Coleman": Tamara Kipper, Lisandro Penelas, Diego Faturos, Lautaro Perotti, Inda Lavalle, también Francisco Lumerman. Todos lo que vos ves trabajando en el teatro, el secretario, el boletero, todos son gente que vinieron a estudiar teatro y se fueron instalando en algún rol operativo de Timbre 4. Yo me forme así, está bueno saber hacer de todo y pasar por todos los rubros.

CZ: Vos te formaste con mucha gente, pero nombrame los que te han marcado la vocación.

CT: El camino esencial fue el Instituto Labarden, la escuela de Alejandra Boero y Juan Carlos Gene y Verónica Oddo. Después empecé a trabajar y me toco hacerlo con maestros como Agustín Alezzo, Carlos Gandolfo, Norma Aleandro , Daniel Veronesse, Roberto Villanueva. Esos fueron los mejores cursos que uno puede tener.

CZ: ¿Cuál fue el punto de inflexión que determinó este camino que transitás?

CT: Yo era un chico extremadamente tímido y muy solitario. Jugaba mucho sólo y tenía una gran capacidad inventiva. Pero a los 9 años, cuando ingresé en el Labarden, desarrollé el juego con los otros, que no eran la mancha ni la escondida sino que los encontré en el teatro. Me volví una persona muy sociable gracias al teatro.

CZ: ¿En que momento dijiste “acá lo empiezo a profesionalizar”?

CT: Siempre. Por mi formación muy responsable desde pequeño. Como esas mentes de grandes en cuerpo de chicos. Me mataba ensayando, siempre tomándome enserio todo. Tenía que presentar una escena para el taller y me autoexigía muchísimo así fuera una muestra. Para mí el teatro siempre fue una pasión más que una profesión.

CZ: ¿Hay una marca propia que atraviese tus obras como autor y director?

CT: Yo no lo sé, es difícil para mi darme cuenta. Pero hay algo que encuentro en común que es la búsqueda de humanidad, hacer humanos a los personajes, y me gusta que las situaciones en escena sean un poco incómodas. También me interesa el humor atravesando todo esto, sobre todo el absurdo. Me producen mucho amor los personajes, mucha compasión en el mejor sentido.

CZ: Se nota una fuerte impronta tuya en la creación de los personajes más que en el núcleo dramático de las historias…

CT: Creo que sí. Primero están los personajes y los voy poniendo en distintas situaciones, y amo cuando esos personajes empiezan a humanizarse.

CZ: Elegiste en los últimos años adaptar y dirigir dos obras que montaste en la calle Corrientes: una fue “Agosto” y la más reciente “Todos eran mis hijos”, de Arthur Miller, ¿qué te atrajo de la poética de Miller?

CT: La posibilidad de dirigir una obra que ha marcado mi etapa de estudio fue un desafío muy grande y una oportunidad. Todas las cosas que elegí siempre fueron en relación a con quién iba a trabajar o qué iba a aprender. Nunca lo pensé especulativamente. Elegir Miller y saber que iba a convivir con él determinado tiempo fue un placer.

CZ: ¿Qué diferencias encontras entre la familia tradicional de “Todos eran mis hijos” y la disfuncional de “La omisión de la familia Coleman”?

CT: La diferencia esencial es que la familia de los Coleman no trata de aparentar algo que no son, ya que toda la locura y podredumbre está afuera y ellos conviven con eso con naturalidad. En el caso de “Todos eran mis hijos” son mas conscientes de la familia que quieren llegar a ser, que es mentira pero la arman, la defienden, la muestran y tratan de construir.


                                                          La omisión de la familia Coleman

CZ: ¿Podría decirse que la familia Coleman es más visceral?

CT: No, yo creo que ambas son viscerales porque supongo que las familias se suelen parecer más a las de “Todos eran mis hijos”, a un paradigma de familia ideal donde luego les empieza a “chiflar”. Todos tenemos esa parte colemaneana de convivir con la locura.

CZ: También podemos incluir a “El viento en un violín”, donde se plantea otra idea de familia…

CT: En este caso se trata de varias familias que terminan armando una sola, totalmente disfuncional pero que a ellos les funciona. Los hace felices y para mí es un rasgo de esperanza que rescato de mi última obra.

CZ: ¿Y cuál es tu concepto de familia?

CT: Veo lo disfuncional en una familia como natural. Es raro el término, porque funcional puede ser una aspiradora…

CZ: También se pude ver como distorsión a la norma…

CT: Por eso digo, para pensar que algo es anormal tenés que pensar que existe una norma. Y la verdad que no soy consciente de que exista una norma para una familia o una pareja. Por eso para la familia es la que elegís, la gente que te quiere y los que son incondicionales en todos tus momentos. Yo conformé esta familia entre la gente de mi sangre y mis amigos de hace más de veinte años, ellos son mi país.


                                                                               Todos eran mis hijos

CZ: ¿Qué te fascina de la poética de Arthur Miller?

CT: La arquitectura dramática de sus obras. Me gustan más sus estructuras que sus personajes, que son alucinantes, pero cómo va contando las historias es genial. Es un gran maestro que genera suspenso, tensión, emoción y humor en grandes dosis.

CZ: Se sabe que los clásicos siempre vienen a resignificar nuevas cuestiones del hombre, de la sociedad. “Todos eran mis hijos” ha tenido un exitoso recorrido. ¿Desde dónde vino a interpelarnos esta obra?

CT: Habla de la responsabilidad que uno tiene frente al mundo y sus actos. Vos hacés algo que va a modificar el mundo y sos responsable por lo que haces o no. Si vos dejás que se contaminen tu barrio, dejás que la gente muera, que haya guerras, sos responsable. Entonces esta obra habla de cómo uno se transforma en un factor determinante de la realidad.

CT: ¿Qué es lo que te atrapa de la cotidianeidad familiar?

CT: A mí me atrapan las personas, porque a través de ellas ves un mundo, lo que les pasa, la fragilidad, la mentira, el intento por hacer algo. Vos mirá en la calle a la gente (nos invita a observar por la ventana del bar y va describiendo los mundos que se imagina en cada persona que transita) y vas a ver todo lo que te inspiran, te imaginás sus historias, de dónde vienen, cómo viven o cómo serían de chicos. Yo me la paso observando eso, y para mí es muy lindo crear de esa manera, viendo que se armó vida en cada rincón donde agudizás un poco tu mirada.

CZ: ¿Creés que la repercusión y trascendencia que han tenido tus obras se deba un poco a la identificación de la gente con tus personajes?

CT: Yo pienso que sí. La verdad que a mí me pasa que escribo personajes que conozco, entonces yo me identifico obviamente. Pero no podés manejar a cuánta gente le puede suceder lo mismo.

CZ: ¿Cuáles son los conflictos o desafíos que se plantean ante la adaptación de una obra y qué diferencia le encontrás con respecto a una obra de tu autoría?

CT: A mí me resulta más fácil adaptar una obra que escribirla e incluso me da más seguridad. Porque cuando uno escribe no tenés idea de adonde podés terminar con eso, si será una obra, un cuento, una novela. En cambió cuando vos elegís una obra, ya sabés de que se trata, la leíste, la entendiste y te pasaron cosas. Después pasas por otros nervios y los conflictos serán otros, como ser un buen interprete del autor y hacer mi propia lectura, una lectura que la haga personal y que esa obra sea mía. Con todo el amor y el respeto al autor, pero apropiarse de la obra.

CZ: ¿Cómo son los procesos de ensayo con tus elencos?

CT: Sobretodo lo que trato de crear primero es un espíritu de juego y de riesgo para poder atravesar el miedo lógico que tienen los actores. Luego empezar a probar escenas para ir buscando los personajes. Entonces se va construyendo una masa informe, que luego irá tomando su forma definitiva. Pero siempre es bueno armar una estructura, romperla y volver a empezar.

CZ: ¿Sos más bien intuitivo?

CT: Creo que soy absolutamente intuitivo, y es otra forma de la inteligencia la que te permite trabajar con el peligro. El peligro es lo imprevisto y si no trabajás con eso no vas a descubrir nada.

CZ: Ser también actor, ¿favorece o condiciona tu direccionalidad?

CT: Todo lo que sos te favorece. Haber sido el hijo que sos, haber viajado, haber leído, todo te sirve porque es toda tu experiencia. Como el teatro es un hecho humano, hay muchas cosas técnicas teatrales y otras que son de la vida.

CZ: Has dirigido a grandes maestros como Lito Cruz o Norma Aleandro. ¿Qué diferencia encontras con respecto a otros actores con menos trayectoria?

CT: Realmente casi ninguna, porque son todos excelentes actores y los trato con respeto y cariño. Que un actor sea más famoso no me condiciona. Los hay muy famosos y humildes y otros son ignotos vanidosos. Por lo general, a mi me toco vincularme con gente que querían trabajar, aprovechar los ensayos y lograr algo bueno . Nunca me toco un actor que viniera a marcar tarjeta.

CZ: ¿Cuál es tu mirada acerca del panorama actual del teatro?

CT: Es un gran momento, con recambios generacionales, donde los más grandes están haciendo cosas buenísimas y los más chicos también. Porque muchas veces se hacen recambios generacionales dando por sentado que lo viejo está muerto. Acá hay una superposición de trabajos y generaciones muy interesante, entre directores consagrados con directores desconocidos, y los que podemos estar en el medio.

CZ: ¿Recordás la primera vez que te subiste a un avión para ir a presentar una obra tuya en el exterior?

CT: Fue cuando fuimos a Nueva York con “La omisión de la familia Coleman”, luego a Europa. Lo recuerdo como un momento de mucha euforia y alegría. Nunca había pisado otro país más que Uruguay. Además ir con mis amigos, todos agarraditos de la mano y llenos de emoción, realmente fue una experiencia única. Y todos lo tomamos como un juego, nos reímos mucho y creo que eso nos salva de muchas situaciones. Yo soy muy felíz, pero con los viajes esa felicidad se potencio. Imaginar lo inimaginable y que suceda con tu gente es desbordante.


El viento en un violín

CZ: Dicen que ésta es un carrera. ¿Estás llegando o llegaste?

CT: Yo no lo pienso como una carrera sino como una construcción, porque uno va armando y haciendo todo el tiempo y eso es lo que te sostiene, en tu historia, tus experiencias, tu sabiduría. Y como una construcción es algo permanente, irá tomando su forma. No es una carrera lo que hago porque no tengo ninguna meta. Imaginate que si lo tomara como una carrera y creyera que a los 36 años ya llegué, estoy liquidado.

CZ: ¿Encontrás referentes pares entre los directores del circuíto?

CT: Sí, pero con todos, porque algo que me parece bueno de nuestro momento es que no hay mucha escala. Antes venía el director, luego los actores y despues los técnicos. Ahora el director hace su trabajo, el actor lo suyo y el productor también, pero quizás en otra obra el que dirigía actúa, y los roles se van entrecruzando de forma natural. Con lo cual yo me siento compañero de todos. Sobretodo me encanta encontrarme con gente como Román Podolsky o Romina Paula, por nombrarte solo algunos, de los cuales aprendo mucho de su teatro.

CZ: ¿Qué es el teatro?

CT: Una pasión enorme, muy divertida y profunda. Una forma de entender la vida ideológica, política y humanamente. Creo que todos lo que hacemos teatro somos como científicos que estamos descubriendo la composición exacta de lo que queremos hacer, y eso es apasionante. Siempre estamos sintiendo que al teatro lo descubrimos.

CZ: Y el momento del ritual donde se plantea el pacto ficcional entre el actor y el espectador, ¿cómo lo transitás?

CT: Es un momento hermoso, pero no el que más me interesa. Si bien es alucinante y divertido ver a la gente disfrutar tu obra, te diría que el verdadero momento del teatro para mí es el ensayo, donde se amalgama todo y uno es como un alquimista; eso es mágico porque estas creando vida.

***
Acá va una completa lista de los espectáculos teatrales en los cuales participo:

El viento en un violín (Autor, Director)
Todos eran mis hijos (Director)
Rosita ...de cómo pasa el tiempo... (Voz en Off)
Agosto: Condado Osage (Director)
Maternidad (Coordinador general)
De antes de un final (Historias) (Coordinador general)
Fuera de Casa (Coordinador general)
Tercer Cuerpo (Autor, Diseñador de espacio, Director)
La noche canta sus canciones (Actor)
Mujeres de Malek (Director)
Tundra (Director)
Atendiendo al Sr Sloane (Director)
Lisístrata, cruzada de las piernas cruzadas (Director)
Cinco mujeres con el mismo vestido (Actor)
La omisión de la familia Coleman (Libro, Director)
La profesión de la Señora Warren (Actor)
Numancia (Actor)
Un hombre que se ahoga (Actor)
En casa / En Kabul (Actor)
Romeo y Julieta (Actor)
Jamón del diablo (Actor, Director)
Babilonia (Actor)
De rigurosa etiqueta (Actor)

 Y una selección de sus obras más emblemáticas ...

La omisión de la familia Coleman




Tercer cuerpo



El viento en un violín





* Esta nota fue publicada en el sitio La Voz Joven el 30 / 12 / 2011 :

http://www.lavozjoven.com.ar/?q=contenido/entrevista-claudio-tolcachir



Entrevista al elenco de "Desmesura"

El amor a través del espejo

Por Charly Zarate - Teatro
Reunimos al elenco de "Desmesura", para hablar del proceso creativo de la obra escrita, dirigida y protagonizada por Darío Cortés, que continúa presentándose en el teatro El Picolino y arranca algo poco común para una obra del independiente: temporada en Mar del Plata a partir de enero.

Sin ánimo de buscar excusas para publicar la nota, aparecieron datos significativos en estos días que traspasan, en cierta medida, el espíritu de "Desmesura". Los festejos por la Semana del Orgullo Gay, el estreno de “La piel que habito", la nueva película de Pedro Almodóvar o el primer año de Darío Cortés en Buenos Aires tras su llegada de España, son alguno de ellos.
Fue difícil para este actor, director y dramaturgo argentino llegar a instalarse como inmigrante en Madrid, pero tras cinco años de intensos logros con la versión española de "Desmesura”, decidió volver sin la frente marchita y comenzar a remarla nuevamente en el under porteño. Un espacio que conoce bien y ha transitado con “Pechito argentino” y “Cachondos”.
"A los que somos de zona sur todo nos cuesta el doble", suele repetir Cortés, resaltando siempre con orgullo su condición de quilmeño, formado con Norma Aleandro y Javier Daulte en actuación y dramaturgia. Esta frase encierra un valor de verdad, el sur del continente, el sur del país, el sur de la provincia, si se quiere, puede emparentarse con la lucha y la resistencia.
Cortés ha logrado con “Desmesura” reunir a un elenco maravilloso desde lo humano y lo profesional. Si hay algo (de lo mucho) que diferencia una obra montada en el circuito oficial o comercial del ámbito independiente, es lo artesanal que se vuelve el proyecto desde su génesis. Todo es a fuerza de empuje y motivación, y esto se emparenta con el primigenio ritual del teatro en las tribus ancestrales.

Checha Amorosi


-¿Qué fue lo que te atrapo del libro?
-La sencillez de la historia, y el poder apostar nuevamente a historias de diversidad sexual. Yo había hecho “Tortita de manteca”, de Martin Marcou y quería seguir profundizando en estos temas.
-¿Y en Darío que hallaste?
-Encontré alguien de barrio como yo. Simple y talentoso, con muchas ganas de generar proyectos y llevarlos adelante. Vi que estaba en el mismo palo que yo, y eso fue una manera de decir “dale loco , vamos para adelante juntos”.
-Vos estabas haciendo también “Malicia”, de Martin Marcou, y en cierta medida siendo una actriz recurrente en sus últimas obras. ¿Tuviste algún problema con él?
-No, para nada. Martín siempre me ha dicho que trabaje con otros directores porque eso supone un crecimiento para mí.
-El personaje de Mia, ¿a qué desafíos te expuso?
-Sobre todo trabajar el nivel de profundidad. Esta forma de iniciar con un monólogo, como abriéndose frente al público rompiendo la cuarta pared, y con la necesidad visceral de interpelar a esos otros y buscar su aprobación o complicidad.
-¿Cómo calificarías a Darío Cortés en su rol de director?
-Es muy directo y tiene en claro lo que quiere. A mí me paso que me incorporé casi última en elenco, me sentía como la “nuevita”, pero pronto me gané mi propio espacio. Fue aprender a trabajar bajo una dirección nueva, porque con Martín( Marcou) ya estamos muy acostumbrados a trabajar juntos y hay otros códigos que manejamos. En este caso era algo nuevo para mí, pero me súper entendí con él. No te voy a negar que al principio un poco me costaba, pero sabía lo que él quería.
-Si tuvieras que rescatar una marca direccional, ¿Cuál sería?
-Darío te da mucha confianza para que puedas proponer, además, también es actor y sabe cómo transmitir lo que quiere ver y oír transitar en escena, eso te logra relajar para poder trabajar con libertad.

Francesco Zanconi


-Vos reemplazaste al actor Francisco Ortiz luego de los primeros tres meses de la obra. ¿Qué le cambiaste a tu personaje de Pablo?
-Creo que todo (risas). Vengo de una escuela teatral en la cual aprendí que lo más importante en escena es ser creíble. Soy un obsesionado y muy autocritico con respecto a la credibilidad del actor. Después le puedo agregar más color o matices a la composición del personaje, pero no sobreactuarlo. Si estoy pintando, que sea esa la acción que vivencie.
-¿Cuál es la marca direccional de Darío que podrás rescatar?
-Tiene algo que para mí es genial, y es que él está abierto a recibir propuestas. No se cierra en su idea, y te deja jugar e investigar. Está muy receptivo a las propuestas de su elenco y eso es algo que no lo he visto en muchos directores. Y además tiene una gran sensibilidad. Realmente conectamos muy rápido. A mí me dejó que nadara como un pez dentro en ese mar de Pablo, mi personaje en la obra. Además, al ser también compañero de escena, juntos proponemos cosas y me da toda la libertad de propuesta.
-Si tuvieras que invitar a tus amigos de Bahía Blanca a ver “Desmesura”, ¿cómo definirías la obra?
-Es una obra sobre un conflicto de pareja gay, contado desde un lugar muy cotidiano que logra una resignificación para todos, más allá de su orientación sexual. Muestra de manera sencilla y profunda la historia de cinco seres que atraviesan determinadas etapas de sus vidas con tonos muy dramáticos, pero también divertidos.

Ale Feudal


-¿Desde cuándo lo conoces a Darío?
-Hace ya 8 años. Nos conocimos por un amigo actor que tenemos en común, cuando él buscaba a su protagonista para el infantil “La bella durmiente pop”. Allí también conocí a Julián Luque, que hacía de príncipe, y hoy es su asistente de dirección en “Desmesura”.
-¿Cómo te propuso esta obra?
-Cuando llego de España nos vimos y me dió el libro para que lo leyera, porque estaba armando su elenco en Buenos Aires. Le dije que no necesitaba leer nada y que lo único que quería era trabajar con él, porque las experiencias anteriores habían sido maravillosas y compartimos una misma forma y visión de laburo.
-¿Por dónde te atraviesa la historia que cuenta en “Desmesura”?
-Las relaciones de amor entre personas me atrapan profundamente. A mí me sucede que la obra me conoce, entonces me involucro desde la intensidad y los sentimientos encontrados de ese trío que conformamos con las chicas.
-Que por suerte no caen en los estereotipos lésbicos…
-Creo que nosotras estamos muy alejadas del estereotipo, a pesar de que hay algunas marcas de humor, como la mención de “tortita de manteca”. Pero es sólo un recurso para darle aire a tanta intensidad. Todas ponemos nuestros deseos en el otro, en la persona que amamos.
-¿De qué manera conceptualizarías la obra?
-Creo que es una obra que trasciende lo sexual, pasa por otro lado y se ubica en un plano de sensibilidad universal. Hay un momento en que cada uno de nuestros personajes interpela al público, y no importa si quien te responde es hombre o mujer. La obra trabaja con muchas sutilezas y subtextos, y esto la enriquece increíblemente.
-¿Cómo lo calificarías a Darío como director?
-Es súper exigente y sabe muy bien lo que quiere, tiene una gran idea de puesta en escena. Darío te deja nadar en su pecera, pero con los límites bien marcados.
-¿Por qué habría que verla?
-La obra funciona como un espejo en el que está bueno mirarse de vez en cuando. Es un espejo en el que ves tus propias miserias pero también tus fortalezas y siento que una vez que salís de la sala, si lograste identificarte con algo, seguro que habrás crecido un poquito.

Viviana Suraniti


-Cuando terminaste de leer el libro, ¿Cuál fue tu primera reflexión acerca de la obra?
-Que a pesar de tratar una temática gay en las historias de amor planteadas, atravesaba esta temática con una poética muy interesante que hablaba del amor de una forma sutil y sencilla que todos podemos comprender y sentirnos reconocidos. Entonces reconocí una condición humana en “Desmesura” más allá de una condición sexual.
-¿Y desde su estructura dramática?
-Creo que no le falta nada de lo que quiere contar. Darío me parece un muy buen escritor. Hay una utilización de los recursos muy atinados, un desarrollo de los personajes impecables y la relación entre el autor y sus vínculos reales y de ficción dentro de la misma obra están bien delineados. Hay muchos detalles riquísimos, como el alter ego que tiene que ver con el perro, el afuera representado por la vecina. Una historia con abundante intertexto como los de David Lynch o Sarah Kane que perturban el universo creativo de Manuel, el protagonista y de Darío, el creador.
-¿A qué apelaste para tu composición del personaje de Marisa?
-A la imaginación y la observación para lograr cierta expresividad en esta mujer. También al contacto genuino con mis compañeras, con quienes tengo más relación en la obra; a la confianza en el director, a dejarme llevar y utilizar todos los recursos que me dieron los veinte años de experiencia teatral. Y sobre todo a este reconocimiento en mí de lo que significa sufrir por amor.
-¿Cómo fue el proceso de ensayo?
-Desde el principio surgió una relación muy franca y humana. Fue un proceso súper tranquilo, las chicas confiaron en que yo estaba yendo y viniendo a Córdoba para la filmación de la serie “Eden”. Hay un gran trabajo en equipo, acá nadie labura sola, ni se manda sola como así nadie se manda su propio show. Tenemos mucha conciencia de que esto es una sinfonía y la tocamos entre todas.
-¿Qué marcas direccionales rescatarías de Darío Cortes?
-Darío tiene muy claro lo que quiere y, a la vez, toma mucho de lo que le das. Tiene la capacidad de unir el imaginario de todos en una misma dirección. La sensación que me da el dirigiendo es que él termina de escribir su obra en el espacio con los actores. El reescribe su obra en escena y tiene una cabeza muy abarcativa para poder lograrlo. No es un director autoritario, en absoluto, jamás se quedó con su sola idea de las cosas y tomo mucho de nosotros.
-¿Y desde lo personal?
-Sobre todo el lugar que te da como persona y como artista, Darío es un tipo que no se “vende” sólo, sino que se “vende” a él y a todo su equipo. Te da un lugar de valoración que el actor lo necesita y lo merece. Él se rodea de gente humilde, eso se nota porque viste que la gente se va oliendo.
Charly Zarate
"DESMESURA"

Ultimas funciones Viernes 19 y 25 de Noviembre 22hs
Teatro El Piccolino. Fitz Roy 2056 (Palermo) Reservas: 4779-0353

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http://desmesurateatro.blogspot.com/

Agradecimientos:
Gráfica: Javier Fuentes y Nicolás Fernandez
Checha Amorosi por todo el resto


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